Quienes conformamos el
Movimiento 26 de Julio (M-26), nos sentimos continuadores de las
luchas que a
lo largo de la historia ha llevado adelante nuestro pueblo.
Nos encontramos peleando
contra las invasiones junto a “nuestros paisanos, los indios”, combatiendo por
la primera independencia Nuestro Americana junto a San Martín y su ejército
repleto de pueblo, nos abrazamos junto a él y Bolívar en Guayaquil, nos
internamos en los montes con Güemes y Juana Azurduy. Gritamos la libertad en
Chuquisaca y la reafirmamos en Tucumán. Desenvainamos los sables por una Nación
Federal. Fuimos fusilados en la semana trágica y en la Patagonia. Como Tupac
Amaru, volvimos a nacer y fuimos millones los que reventamos las plazas y las
calles aquel 17 de Octubre; conquistamos derechos y crecimos en organización,
fuimos felices y no nos lo perdonaron. Resistimos a los bombardeos y a los
fusilamientos, fuimos heroica resistencia.
Una vez más volvimos y
crecimos, “el mejor de los nuestros” nos mostró el camino, nos reencontramos
con Nuestra América y con los pueblos del mundo en la lucha por la Liberación.
Nos internamos en los montes, en las barriadas, en las fábricas, en las
escuelas en las universidades y fuimos Cordobazo y Rosariazo. Recuperamos la
esperanza y una vez más no nos lo perdonaron y un 22 de Agosto, volvimos a
derramar nuestra sangre, sangre que jamás negociamos ni negociaremos. Llegó la
primavera y otra vez fuimos millones, recuperamos la alegría, la mística y la
fe y tampoco nos lo perdonaron. Luego, la noche más negra, volvimos a resistir,
a derramar sangre, a morir antes que ser esclavos. Fuimos Revolución en Nicaragua.
Dejamos la vida en Malvinas.
Ganamos la democracia, pero
no se comió, ni se curó, ni se educó. Vendieron el país, nos hambrearon y
nosotros resistimos, recorrimos la Nación en la Marcha Grande, fuimos jubilados
y docentes en la carpa blanca. Nos reconocimos en millones de desocupados y
renacimos como Piqueteros. Dijimos “que se vayan todos”, se fueron algunos y se
quedaron muchos. Nos mataron en el
Puente Pueyrredón y una vez mas volvimos en millones que con Chávez y Fidel
enterramos al ALCA.
Resurgió la ilusión creímos
que era posible, que como en Cuba, Venezuela, Bolivia, Ecuador y Nicaragua, se
podía.
Nos fragmentaron, nos
dividieron, nos enfrentaron, pero acá estamos otra vez, para defender lo
logrado, para conquistar lo que falta, para recuperar la esperanza y la
felicidad para nuestro pueblo.
Hay fechas en que los
caprichos de la Historia cruzan a pueblos, caminos, vidas.
El 26 de julio de 1952 a las
20.25 las radios anunciaban la partida de María Eva Duarte de Perón, nuestra
Evita. Quien luego de pelear contra un largo cáncer dejaba este mundo, y el
pueblo argentino se sumergía en la más profunda de las tristezas. Sin embargo
su vida, su obra y su ejemplo dejarían una huella eterna en el corazón de su
gente.
Un año más tarde un grupo de
hombres y mujeres al mando de Fidel Castro, se alzaban en la isla de Cuba
contra la tiranía de Batista. Pese a la derrota militar, aquel intento se
convertía en el primer eslabón en la construcción del triunfo de la Revolución
Cubana seis años mas tarde, convirtiéndose en un horizonte para Nuestra
America.
Ambos eventos representaron
momentos de angustia y dolor para los revolucionarios de Nuestra America, sin
embargo surcaron la conciencia de millones que hasta el día de hoy levantamos
las banderas de Eva Perón y la Revolución Cubana y con ello su ejemplo
inagotable de dignidad.
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